miércoles, 23 de octubre de 2013

A-lumen




*Alex Darío Rivera M.

"No somos antisistema, el sistema es anti-nosotros" Pintado en un muro.

Algunas teorías etimológicas aseguran que el vocablo alumno es de origen griego, derivándose de la letra “a” que significa: sin, y de la palabra “lumen” cuya acepción es: luz; por tanto, alumno equivaldría a decirse: “Sin luz”. Desde esa concepción magistocéntrica y excluyente, el alumno es ese proyecto de ser humano que carece de las luces del conocimiento; es ese “objeto” incapaz e inculto que requiere de la luz sapiente de un maestro, educador o docente que le pueda iluminar o en el mejor de los casos, compartirle sus luces. Esta visualización, aunque errónea al percibir a los estudiantes como recipientes inertes para ser llenados por la “sabiduría” del educador, aun sigue teniendo aceptación en pleno siglo XXI. Pero a lo que voy, no tiene que ver mucho en torno a discernir sobre la relación existente entre ese personaje denominado profesor y sus estudiantes, ni discutir sobre los desaciertos de ese concepto de “alumno”, sino más bien asociarlo con un hecho irónico que surge a partir de la aprobación gubernamental para el pago del servicio eléctrico por parte de los centros educativos públicos, lo que en verdad será coincidente con ese viejo concepto de que alumno es sinónimo de: sin luz, en este caso específico, sin luz eléctrica. Si bien es cierto y por todos conocidos, a pesar de que los políticos demagógicos lo nieguen, desde hace un tiempo (los años ochenta del siglo XX y de manera mucho más deliberada a partir del gobierno de Callejas), nuestros gobiernos (al servicio de la mezquina oligarquía local y de los avaros intereses imperiales) bajo la presión del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han acentuado la aplicación de medidas fiscales, económicas y políticas de corte neoliberal, entre ellas, la visión privatizadora de las instituciones públicas. Entonces el enunciado de que la educación es un derecho humano, cada vez más, parece un cuento de ciencia ficción, al ser percibida ésta (la educación) como una mercancía al alcance de quien pueda pagarla. A pesar de que la ultrajada Constitución Política de la Re(s)pública haga referencia que la educación es laica, gratuita y obligatoria, en la práctica, de manera acelerada, se convierte en una falacia, en un discurso demagógico que esconde o dilata la verdadera cara de la realidad. Desde luego, estas amenazas no están relacionadas exclusivamente con el sistema educativo, asimismo ocurre con el sistema de salud, con la empresa de telecomunicaciones (HONDUTEL), con la soberanía nacional (las bases militares; la ocupación territorial mediante la falaz campaña de “seguridad” emprendida desde el Pentágono bajo pretexto de luchar contra el narcotráfico; el Honduras Open Bussines y las ciudades modelos, entre otros), la privatización de las aguas como recurso estratégico, la leyes entreguistas de minería, los sistemas de previsión social (INPREMA e INJUPEM) y como institución relacionada con el problema antes mencionado, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE). Esta última empresa estatal enunciada (ENEE), a finales del año anterior reportó que no había podido recuperar 228.9 millones de Lempiras adeudados por 283 empresas privadas, esto sin hablar sobre las diversas condonaciones otorgadas a dicho sector en gobiernos anteriores, acciones que junto a la fuerte tendencia privatizadora, sin lugar a dudas buscan la quiebra financiera de la misma, para comprarla a precio de “gallo muerto”. La empresa privada, con sus dos viejas máscaras (doble moral), desde el año anterior propone como salidas a la crisis “reducir gastos, ejecutar cobros y promover las inversiones público-privadas”. Casi con certeza, en cuanto a reducir gastos, desde luego se refieren a la “escueta” política subsidiaria de la que se benefician unos pequeños y pobres consumidores, entre ellos, los centros educativos del país; en lo que concierne a “ejecutar cobros”, ya han tomado las medidas respectivas al cortar el servicio a todo ciudadano común que se atrase un mes de pago, aunque el costo de la factura sea casi insignificante, de igual manera, haciendo llegar factura de cobro bajo amenaza de corte a aquellas instituciones del sistema educativo público y; cuando hablan de promover inversiones público-privadas, se devela la verdadera avaricia del sector privado. Para finalizar, es necesario recordar que en marzo del año anterior (2011) el gobierno aclaró “que los centros educativos públicos no pagarían por dichos servicios”, anuncio realizado, como respuesta de lo que ellos nombraron una “falsa alarma” de la dirigencia magisterial. A pesar de esa declaratoria, hace más de un año, el servicio telefónico fue suspendido al Instituto Departamental La Independencia en Santa Bárbara y, hace casi un mes, personeros de la ENEE “cortaron” el servicio eléctrico durante unas horas, mismo que fue restablecido ante la reacción indignada de los estudiantes y padres de familia que aún mantienen los centros educativos cerrados mientras no reciban una nota formal, donde el gobierno se comprometa asumir su responsabilidad histórica con la educación gratuita del pueblo y, nosotros, continuar soñando que algún día no muy lejano, alumno, no volverá a ser sinónimo de sin luz.

* Catedrático y escritor.
alexdesantabarbara@yahoo.com

La deuda histórica de Europa con América. Una cruel realidad, expresada por un personaje ficticio



* Alex Darío Rivera M.

Me apresté a revisar los correos electrónicos, como un hábito cotidiano, antes de sentarme a trabajar en lo que desde el día anterior he visualizado. Casi siempre, el abrir un mensaje depende de mi estado de ánimo al leer el título, si no es un tema de interés en ese momento, lo postergo o marco como leído, para otra ocasión, más bien, para otro estado de ánimo. En esta ocasión, el título de uno de ellos anunciaba “Deuda Externa”, me pareció un tema trillado y tedioso. Pese a ello, lo abrí; la velocidad del internet estaba más lenta que nunca, el archivo era grande y en varias oportunidades intenté o pensé -no recuerdo- cancelar la descarga.

Cuando abrió, apareció en la pantalla la imagen de un hermoso bordado peruano
con motivos indígenas, sobre él se podía leer: “12 de Octubre, Redescubrir
América sin negar el Viejo Continente”. Cuando comencé a leerlo, entre una
diapositiva y otra, las imágenes presentadas eran espectaculares, obras de arte
realizadas con motivos indígenas de nuestros pueblos latinoamericanos, llenas
de colorido, alegría y belleza, como un fiel reflejo de esa lectura del mundo
que aún guardamos muy dentro de nosotros y que las circunstancias económicas,
políticas, sociales e ideológicas “extranjeras” generadas en nuestras tierras se empeñan en borrarlas de nuestro ideario, de nuestra memoria histórica, que aún sobrevive a pesar de todo. Las imágenes, fueron cediendo en importancia cuando mis ojos pasaban sobre el contenido de la presentación y mi cerebro las interpretaba vorazmente. El texto, hacía referencia a la exposición del Cacique Guaicaipuro Cuatemoc (personaje ficticio) en traducción simultánea ante más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea el día 08 de febrero del año 2002 (escenario ficticio).

Según la persona que preparó la presentación, este modesto americano comenzó su disertación enunciando: “Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatemoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace 40 mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace sólo 500 años. Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa”. Con agudeza, pero sin perder su ritmo emocional, que es el mismo ritmo de la naturaleza que lo habita y habita, continuó: “El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con
visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo
me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Yo lo voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses”.

La crítica, se tornó caballeresca, heroica, sin perder la elegancia de un agraviado consciente de su verdad y con un manejo irónico que sólo oferta la sabiduría, aseveró: “Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América. ¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su séptimo mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano! ¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri (abogado, periodista, escritor, productor de televisión y político venezolano), que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos”.

De manera cadenciosa, con mesura, pero -a la vez- enfáticamente, reclamó la deuda histórica de Europa con América, al manifestar: “¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuatemoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis. Tan fabulosa  exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan para garantizar la
reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros superiores de la civilización. Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos
preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o
por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional”.

Y sentencia con la convicción de la dignidad: “¡Deploramos decir que no! En
lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en tercer reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados... En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo. Este deplorable
cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman, según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia. Sobre esta base, y aplicando la
fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300, es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra. Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?”.

Creo escuchar sus palabras resonando en aquella sala -aún resuenan- e imagino un sepulcral silencio invadiendo a los dignatarios europeos. Mientras tanto, cierro el correo electrónico con la certeza de que ese silencio, es el mismo que nuestra Latinoamérica ha escuchado durante más de 500 años, pero que a la voz de Guaicaipuro Cuatemoc, un personaje ficticio creado supuestamente por el escritor venezolano Luis Britto García, se une la nuestra, la de millones de hijos e hijas de esta hermosa tierra llamada por nuestros ancestros: Abya Yala.

*Alex Darío Rivera M. Educador y escritor. Autor de los libros: Introspecciones Extintas, Desde los balcones y De fugas y acechanzas. Email: alexdesantabarbara@yahoo.com

SITRAMEDHYS, apuesta por la formación de sus afiliados.



*Alex Darío Rivera M.
“el puente entre este hoy
y ese mañana que queremos…
se llama educación”
José Alberto Mujica (Pepe Mujica)

Ante la amenaza neoliberal de privatizar los servicios públicos y la necesidad de tomar consciencia y postura frente a este deshumanizante sistema, el Sindicato de Trabajadores de la Medicina, Hospitales y Similares (SITRAMEDHYS), el más numeroso de Honduras y uno de los más importantes de Centroamérica, ha apostado por iniciar con un proceso de formación política e ideológica mediante el establecimiento de la Escuela de Formación de Líderes y el desarrollo de talleres a nivel local a fin de sensibilizar a las bases en relación al impostergable “resistir” para salvaguardar el sistema de salud pública, la vida de las organizaciones de trabajadores (as) de la salud, sus derechos laborales y las propias instancias de previsión social. La Escuela de Formación de Líderes alberga más de veinte estudiantes de diferentes seccionales del país, desde ese espacio, se consolida un programa educativo que prioriza su concientización a partir de clarificar y comprender críticamente  los escenarios políticos, económicos, sociales, ideológicos y culturales por los que transita la cotidianidad hondureña. Estos líderes en formación, asumen la responsabilidad solidaria de llevar a las bases esta dinámica educativa con el propósito de que sus frutos trasciendan hasta delirar con ese mañana en el que los sindicalistas asuman una consciencia de clase, de su rol histórico en los procesos de transformación social e interpreten la lógica voraz del capitalismo y su permanente contradicción con los intereses de la clase trabajadora. La semana anterior, se me invitó para desarrollar dos talleres de capacitación con algunas filiales de Juticalpa y Catacamas en el departamento de Olancho y otras del área metropolitana. La temática abordada se enmarcó en la comprensión del proceso denominado “Globalización”, los grupos de poder detrás de la búsqueda de consolidar ese “nuevo” orden mundial al seno del modelo capitalista, asimismo, se discutió a nivel de detalle el paradigma económico neoliberal aplicado a los países “poco industrializados” (periféricos) mediante los Programas de Ajuste Estructural promovidos por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Desde esta perspectiva se analizó el embate que dicho modelo genera en aspectos sociales, económicos, morales, éticos y culturales que ha propiciado la deshumanización en el sentido proporcional que el ser humano se materializa. Según el testimonio recogido en los talleres, muchos de los participantes sindicales aseguran percibir una tendencia de la Junta Directiva Central del sindicato para reorientar su atención hacia las bases, en mi opinión personal, nada más acertado, puesto que tradicionalmente estas instancias han sido apreciadas como “élites” al asumir distancia con los sectores que dicen representar, muchas veces, alejados de la problemática concreta de los mismos. En este escenario amenazante y “artificioso” del neoliberalismo que se vio favorecido con el golpe de Estado del 2009, que en cumplimiento de sus objetivos de “gobernabilidad” ha fortalecido y/o entrenado la -no reciente- tradición de la sociedad hondureña de “agachar” obedientemente (ignorantemente, a veces) la cabeza ante los desmanes de la política vernácula; con los “tales” procesos descentralizadores que en algunas comunidades olanchanas han entregado los servicios de salud a organizaciones no gubernamentales; con funcionarios públicos “tarifados” para lograr los objetivos de los organismos internacionales de crédito; con millonarias “inversiones” en una amplia red mediática para fabricar las “bondades” mentirosas del proceso, acción a cargo de los medios de (des)información pública; con una fragmentada organización que el sistema ha heredado a los trabajadores de la salud abrigados en diversos sectores que ha favorecido la dispersión, despolitización y desmovilización en contra de los objetivos comunes que los debe vincular (Recomendó Maquiavelo); con áreas de la salud privatizadas en algunos centros de asistencia (cocina, vigilancia, laboratorios y posiblemente farmacias), ante esa adversidades, son mecanismos de defensa obligados el reestructurar, formar y consolidar los afiliados para defender no solamente sus derechos laborales, sino más allá, fortalecer un sistema de salud público que garantice el cumplimiento de ese derecho a la población empobrecida o marginal. El camino no es fácil, en realidad, nunca lo ha sido, pero parece ser que la precariedad social generada por ese añejo sistema bipartidista en contubernio con intereses imperiales ha colmado de desamparo e indignación a la sociedad hondureña, solamente aquellos que asumen portes “clientelistas” con el Estado, parecen seguir haciéndose de la vista gorda, para bien y alimentando la esperanza, al parecer cada vez son menos.

*Alex Darío Rivera M. Educador y escritor. Autor de los libros: Introspecciones Extintas, Desde los balcones y De fugas y acechanzas. Email: alexdesantabarbara@yahoo.com