miércoles, 23 de octubre de 2013

La investigación, actividad incipiente en las universidades hondureñas




* Alex Darío Rivera M.

Un elemento que aparece con recurrencia en la visión y misión institucional de las universidades del mundo y, que en la actualidad es considerada de trascendental importancia, corresponde a la búsqueda de estrategias para estimular, desarrollar y aprovechar la investigación a fin de abrir ventanas para el conocimiento y articular a las universidades con otras áreas del desarrollo que permita vislumbrar un camino certero donde cruzar en el proceso de desarrollo de un país. Estas universidades, han establecido convenios de cooperación con diversos programas públicos y privados, con los cuales han impulsado el trabajo conjunto universidad y sector productivo para el apoyo a la investigación, generando innovaciones tecnológicas de impacto económico y social.

Definitivamente, las universidades deben apuntalar concretamente a que sus egresados se apropien de herramientas básicas de búsqueda, transmisión y renovación crítica del saber, desde luego, esa no debe ser una misión exclusiva de la universidad, sino que además se requiere que estas estén vinculadas al interés general del país y a las necesidades de su desarrollo a nivel nacional y regional, cuidando no estar sujetas a intereses particulares, políticos, religiosos, económicos o de ninguna otra índole. En el caso de las universidades hondureñas, la investigación y extensión son acciones raquíticas, no se priorizan de conformidad a las actividades de mayor impacto en el desarrollo nacional o regional, mucho menos, se protege o fomenta el patrimonio intelectual y cultural de la nación.

La cantidad de profesionales egresados, cada vez es mayor, pero no existe un mercado laboral con capacidad de albergarlos. Muchos de ellos, nunca tienen la posibilidad de accesar a un empleo en su rama de especialidad y terminan engrosando las numerosas filas de desempleados o subempleados. Lamentablemente en Honduras la apertura de carreras profesionales, no coinciden con las áreas potenciales de desarrollo del país. Para el caso, en Santa Bárbara, diversas universidades están profesionalizando jóvenes en diversas áreas, pero esas áreas no ejercen demanda de dicho profesional; partiendo de ese aspecto, el mero hecho de visualizar las áreas de formación profesional debe ser un trabajo de la investigación. Cada año egresa una significativa cantidad de Administradores de Empresas, las hipotéticas empresas que estos profesionales administrarán no existen y estamos a muchos años de que reciban apoyo para que ellos puedan establecerla. El potencial del departamento de Santa Bárbara –a lo mejor- debe visualizarse en la riqueza forestal, la abundancia del recurso hídrico, atractivos turísticos, reservas naturales, minería, etc. y, digo “a lo mejor”, porque no se dispone de una investigación socioeconómica con la que realmente se determinen los rubros a fortalecer y, en ese sentido formar profesionales para aprovechar concretamente dichas áreas de interés y potencial. Esto me recuerda el dicho popular que dice: “no apedrees el pájaro sin saber en qué rama se encuentra”.
A nivel de país, Honduras enfrenta un serio desafío para consolidar su desarrollo económico, en este caso, no podemos soslayar la urgente generación de nuevo conocimiento para incrementar el valor agregado de la raquítica producción y las exportaciones que permita sostener un alto crecimiento y generar mayor equidad en la población. La innovación en productos, la ampliación y profundización de los mercados y el aumento en la productividad del trabajo son factores que nos han de conducir a eso. La inversión del país en esta materia, comprendiendo innovaciones y aplicaciones, constituye una prioridad, pero la prioridad más urgente como requisito para soñar otros estadios de desarrollo es la realización de investigaciones para conocer nuestra viabilidad, visualizar nuestras prioridades y establecer estrategias que nos posibiliten aspirar a vivir en mejores condiciones.
El área empresarial (dueños del capital), debería financiar a las universidades la realización de mayor investigación destinada a tecnología, innovaciones y aplicaciones que permita fortalecer lo que las mismas empresas ofrecen. En nuestra Honduras, el sector empresarial contrata profesionales extranjeros para desarrollar investigaciones sobre temas que perfectamente estarían trabajando hondureños. Esta producción, sin duda permitiría estandarizar, almacenar, actualizar y difundir la información básica y de actividades de las personas, instituciones y empresas que formarían el sistema científico y tecnológico del país, como consecuencia de dicha ausencia, seguimos –seguiremos- siendo un país que no produce conocimiento.
Creo firmemente, que la globalización nos obliga a vincular a las empresas e instituciones económicas y sociales con las fuentes de ciencia y tecnología: universidades, centros de investigación, consultores, investigadores, tecnólogos y proveedores. En coherencia con ello, las universidades no deben quedarse en el camino, esperando que se acuerden de ellas, sino más bien tener políticas institucionales que se encarguen de la gestión permanente de recursos para ofrecer servicios de calidad, en este caso, las universidades hondureñas deben abrir sus espacios de relaciones y apoyar la construcción de una relación amplia y expedita entre la producción de conocimiento científico y tecnológico y, su difusión y absorción, publicando revistas de investigación histórica, científica, tecnológica, literaria, etc.
En países desarrollados o en verdadero proceso de desarrollo, la preocupación se encamina a lograr la descentralización, fortalecimiento y consolidación de las comunidades científicas, tecnológicas y académicas de las entidades universitarias. En Honduras –tristemente- para llegar a esa dimensión nos falta recorrer camino, ganar experiencia. En función de ello, es necesario comenzar y, ese comenzar significa diseñar un mecanismo metodológico concreto para ser inserto en el contenido curricular del estudiante, quizás la formación relacionada con la investigación debería enfatizarse aún más con el propósito de que se abran posibilidades de recursos donde estudiantes y personas puedan aplicar a proyectos de investigación.
Es sumamente interesante y preocupante, encontrarse en el internet con universidades virtuales que están validando a nivel de licenciatura a personas que nunca cursaron un aula de clases, pero que han dedicado su vida a un tema que los apasiona y en el que son expertos (medicina tradicional, elaboración de diversos dulces, cuido de determinada especie animal o vegetal, etc.), dicha certificación a nivel de licenciatura la obtienen con determinada cantidad de horas por internet. Muchos nos podemos preguntar ¿y por qué darle el nombramiento de licenciado a alguien que nunca ha estado en un aula de clases?, la respuesta es sencilla, estas personas a su edad no representan ninguna competencia para nadie, a cambio, tienen una riqueza invaluable que se llama conocimiento. Esto último, es precisamente el interés de dichas universidades, quienes están usurpando ese conocimiento de nuestros países y, nosotros… ni nos enteramos.
La sociedad hondureña, carece de conocimiento, más de la mitad de población es analfabeta o neolectora, por lo tanto el acervo cultural promedio de nuestro país es irrisible, y aun así, seguimos soñando con mejorar nuestras condiciones socioeconómicas partiendo de premisas subjetivas e inexistentes. Apremia poner información al alcance de la población, por supuesto, es necesario coadyuvar a la divulgación de la ciencia y la tecnología a fin de ampliar la cultura de la sociedad, en ese espacio, las universidades deben jugar un papel protagónico, pero no quedarse en la información meramente, sino llegar más allá: favorecer y fortalecer la conformación de estructuras organizativas que pongan a disposición recursos humanos y metodológicos de ciencia y tecnología a fin de vincularlos con las actividades económicas y sociales.
*Alex Darío Rivera M. Catedrático y escritor. Email: alexdesantabarbara@yahoo.com

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