* Alex Darío Rivera M.
Un elemento que aparece con
recurrencia en la visión y misión institucional de las universidades del mundo
y, que en la actualidad es considerada de trascendental importancia,
corresponde a la búsqueda de estrategias para estimular, desarrollar y
aprovechar la investigación a fin de abrir ventanas para el conocimiento y
articular a las universidades con otras áreas del desarrollo que permita vislumbrar un
camino certero donde cruzar en el proceso de desarrollo de un país. Estas
universidades, han establecido convenios de cooperación con diversos programas
públicos y privados, con los cuales han impulsado el trabajo conjunto
universidad y sector productivo para el apoyo a la investigación, generando
innovaciones tecnológicas de impacto económico y social.
Definitivamente, las
universidades deben apuntalar concretamente a que sus egresados se apropien de
herramientas básicas de búsqueda, transmisión y renovación crítica del saber,
desde luego, esa no debe ser una misión exclusiva de la universidad, sino que
además se requiere que estas estén vinculadas al interés general del país y a
las necesidades de su desarrollo a nivel nacional y regional, cuidando no estar
sujetas a intereses particulares, políticos, religiosos, económicos o de
ninguna otra índole. En el caso de las universidades hondureñas, la
investigación y extensión son acciones raquíticas, no se priorizan de conformidad
a las actividades de mayor impacto en el desarrollo nacional o regional, mucho
menos, se protege o fomenta el patrimonio intelectual y cultural de la nación.
La cantidad de profesionales
egresados, cada vez es mayor, pero no existe un mercado laboral con capacidad
de albergarlos. Muchos de ellos, nunca tienen la posibilidad de accesar a un
empleo en su rama de especialidad y terminan engrosando las numerosas filas de
desempleados o subempleados. Lamentablemente en Honduras la apertura de carreras
profesionales, no coinciden con las áreas potenciales de desarrollo del país.
Para el caso, en Santa Bárbara, diversas universidades están profesionalizando
jóvenes en diversas áreas, pero esas áreas no ejercen demanda de dicho
profesional; partiendo de ese aspecto, el mero hecho de visualizar las áreas de
formación profesional debe ser un trabajo de la investigación. Cada año egresa
una significativa cantidad de Administradores de Empresas, las hipotéticas
empresas que estos profesionales administrarán no existen y estamos a muchos
años de que reciban apoyo para que ellos puedan establecerla. El potencial del
departamento de Santa Bárbara –a lo mejor- debe visualizarse en la riqueza
forestal, la abundancia del recurso hídrico, atractivos turísticos, reservas
naturales, minería, etc. y, digo “a lo mejor”, porque no se dispone de una
investigación socioeconómica con la que realmente se determinen los rubros a
fortalecer y, en ese sentido formar profesionales para aprovechar concretamente
dichas áreas de interés y potencial. Esto me recuerda el dicho popular que
dice: “no apedrees el pájaro sin saber en qué rama se encuentra”.
A nivel de país, Honduras
enfrenta un serio desafío para consolidar su desarrollo económico, en este caso, no podemos soslayar la urgente
generación de nuevo conocimiento para incrementar el valor agregado de la
raquítica producción y las exportaciones que permita sostener un alto
crecimiento y generar mayor equidad en la población. La innovación en
productos, la ampliación y profundización de los mercados y el aumento en la
productividad del trabajo son factores que nos han de conducir a eso. La
inversión del país en esta materia, comprendiendo innovaciones y aplicaciones,
constituye una prioridad, pero la prioridad más urgente como requisito para
soñar otros estadios de desarrollo es la realización de investigaciones para
conocer nuestra viabilidad, visualizar nuestras prioridades y establecer
estrategias que nos posibiliten aspirar a vivir en mejores condiciones.
El área empresarial (dueños del
capital), debería financiar a las universidades la realización de mayor
investigación destinada a tecnología, innovaciones y aplicaciones que permita
fortalecer lo que las mismas empresas ofrecen. En
nuestra Honduras, el sector empresarial contrata profesionales extranjeros para
desarrollar investigaciones sobre temas que perfectamente estarían trabajando
hondureños. Esta producción, sin duda permitiría estandarizar, almacenar,
actualizar y difundir la información básica y de actividades de las personas,
instituciones y empresas que formarían el sistema científico y tecnológico del
país, como consecuencia de dicha ausencia, seguimos –seguiremos- siendo un país
que no produce conocimiento.
Creo firmemente, que la
globalización nos obliga a vincular a las empresas e instituciones económicas y
sociales con las fuentes de ciencia y tecnología: universidades, centros de
investigación, consultores, investigadores, tecnólogos y proveedores. En
coherencia con ello, las universidades no deben quedarse en el camino,
esperando que se acuerden de ellas, sino más bien tener políticas
institucionales que se encarguen de la gestión permanente de recursos para
ofrecer servicios de calidad, en este caso, las universidades hondureñas deben
abrir sus espacios de relaciones y apoyar la construcción de una relación
amplia y expedita entre la producción de conocimiento científico y tecnológico
y, su difusión y absorción, publicando revistas de investigación histórica,
científica, tecnológica, literaria, etc.
En países desarrollados o en
verdadero proceso de desarrollo, la preocupación se encamina a lograr la
descentralización, fortalecimiento y consolidación de las comunidades
científicas, tecnológicas y académicas de las entidades universitarias. En
Honduras –tristemente- para llegar a esa dimensión nos falta recorrer camino,
ganar experiencia. En función de ello, es
necesario comenzar y, ese comenzar significa diseñar un mecanismo metodológico
concreto para ser inserto en el contenido curricular del estudiante, quizás la
formación relacionada con la investigación debería enfatizarse aún más con el propósito de que se abran posibilidades de
recursos donde estudiantes y personas puedan aplicar a proyectos de
investigación.
Es sumamente interesante y
preocupante, encontrarse en el internet con universidades virtuales que están
validando a nivel de licenciatura a personas que nunca cursaron un aula de
clases, pero que han dedicado su vida a un tema que los apasiona y en el que
son expertos (medicina tradicional, elaboración de diversos dulces, cuido de
determinada especie animal o vegetal, etc.), dicha certificación a nivel de
licenciatura la obtienen con determinada cantidad de horas por internet. Muchos nos podemos preguntar ¿y por qué darle el
nombramiento de licenciado a alguien que nunca ha estado en un aula de clases?,
la respuesta es sencilla, estas personas a su edad no representan ninguna
competencia para nadie, a cambio, tienen una riqueza invaluable que se llama
conocimiento. Esto último, es precisamente el interés de dichas universidades,
quienes están usurpando ese conocimiento de
nuestros países y, nosotros… ni nos enteramos.
La sociedad hondureña, carece de
conocimiento, más de la mitad de población es analfabeta o neolectora, por lo
tanto el acervo cultural promedio de nuestro país es irrisible, y aun así,
seguimos soñando con mejorar nuestras condiciones socioeconómicas partiendo de
premisas subjetivas e inexistentes. Apremia poner información al alcance de la
población, por supuesto, es necesario
coadyuvar a la divulgación de la ciencia y la tecnología a fin de ampliar la
cultura de la sociedad, en ese espacio, las universidades deben jugar un papel
protagónico, pero no quedarse en la información meramente, sino llegar más allá: favorecer y fortalecer la conformación de
estructuras organizativas que pongan a disposición recursos humanos y
metodológicos de ciencia y tecnología a fin de vincularlos con las actividades
económicas y sociales.
*Alex Darío Rivera M. Catedrático y escritor.
Email: alexdesantabarbara@yahoo.com
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