No hay tiempo para escepticismos.
Alex Darío Rivera M.
Un tema de trascendental vigencia y
vital importancia que ejerce un contundente consenso científico, es que el
clima global se está alterando significativamente, esto como resultado del
aumento de concentraciones de gases invernadero tales como el dióxido de
carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos producidos por procesos
naturales, pero aún más insidioso, los que produce el propio ser humano. Según
estos científicos, esa concentración de gases está atrapando una porción
creciente de radiación infrarroja terrestre y se espera que hagan aumentar la
temperatura planetaria entre 1,5 y 4,5 °C. en consecuencia como un mecanismo de
reacción natural, se supone que los índices de precipitación global, también se
alteren.
Relacionados a estos cambios que se
vislumbran, se generarán profundas alteraciones en los ecosistemas globales.
Rigurosas investigaciones sugieren que los rangos de especies arbóreas, podrán
variar significativamente como resultado del cambio climático global. Pese a
que los cambios climáticos se perciben y parecen inminentes, existe aún
incertidumbre con respecto a las implicaciones del cambio climático global y
las respuestas de los ecosistemas, que a su vez, pueden traducirse en
desequilibrios económicos, la gran preocupación de los países ricos.
Con respecto al impacto directo sobre
los seres humanos, se puede incluir la expansión del área de enfermedades
infecciosas tropicales, inundaciones de terrenos costeros y ciudades, tormentas
más intensas, la extinción de incontables especies de plantas y animales,
fracasos en cultivos en áreas vulnerables, aumento de sequías, etc. Estos
problemas han llevado a una reacción gubernamental mundial, se ha expresado en
numerosos estudios y conferencias, incluyendo tratados enfocados a enfrentar y
en lo posible solucionar la crisis, pero ello, no ha significado un cambio
concreto en la lógica voraz del capitalismo y en la errónea visión infinita del
desarrollo y de los recursos naturales.
Desde nuestra perspectiva de países en
“vías de desarrollo”, entre comillas porque es un término desacertado y falaz
partiendo de que las condiciones de desarrollo en nuestro países no mejoran
sustancialmente, la contradicción es enorme, la mayor parte de la emanación de
gases invernaderos son consecuencia del desarrollo industrial de los países
ricos, quienes desde la lógica del capital, han subordinado a la naturaleza a
su servicio transformando recursos naturales en productos y servicios.
Esa equivocada percepción de creernos los
amos y señores de la naturaleza, de ponerla a nuestro completo servicio, es la
que ha provocado un profundo desequilibrio, es más, los seres humanos nos
ubicamos sobre la naturaleza y no percibimos que somos parte de ella; esa
visión que escinde al ser humano de su entorno, es una óptica occidentalizada,
contraria a la visión de nuestros antepasados, que consideraban al universo
como unidad y a ellos –el ser humano- como una parte más de esa totalidad,
concientes que los daños que pudiese tener su entorno, irremediablemente
incidiría en ellos mismos.
Actualmente a nivel mundial la
contradicción es enorme, mientras se emiten políticas internacionales de
preservación por parte de los países poderosos, simultáneamente promueven la
explotación en gran escala de los bosques, minería a cielo abierto,
aprovechamiento irracional de los combustibles fósiles, empresas de guerra y
destrucción; esa incoherencia, nos preocupa en el sentido que nosotros solo
somos meros espectadores en este problema que para muchos países sigue siendo
un juego de dos caras.
Todos sabemos de una manera u otra, que
es pertinente y necesario manifestar que el Cambio Climático Global es un
hecho, aunque existen escépticos, no representan de manera alguna un grupo
mayoritario. El Cambio Climático Global, por otro lado, ha dejado muy clara la
globalización de los problemas ambientales, es imposible e inútil enfrentar uno
de los problemas más apremiantes en la temática ambiental si no es una empresa
que involucre a todas las naciones, en esta instancia, nuestros países aún no
tienen ninguna incidencia, seguimos siendo un basurero de desperdicios (ropa,
vehículos, baterías, medicamentos caducados, muebles viejos, depósitos tóxicos,
etc.) de los países ricos. Pero una de las mayores preocupaciones de los
gobiernos ricos y que ha propiciado su reacción ante esta amenaza cada vez más
cercana, es porque las alteraciones climáticas graves podrán colocar sus
economías en peligro.
La presión poblacional y de desarrollo
asumida por las naciones más desarrolladas junto con las naciones en vías de desarrollo en menor escala, colocan
una presión cada vez mayor sobre los recursos naturales y los sistemas
ambientales terrestres. En la actualidad las capacidades autorreguladoras de la
atmósfera están siendo llevadas a sus límites y según muchos, las hemos
sobrepasado. No es sana política, para la humanidad, dejar la búsqueda de
soluciones para el futuro o para cuando se hagan fuertemente necesarias. La
atmósfera y los procesos que mantienen sus características no reaccionan
rápidamente en relación a los períodos humanos. En este sentido, encontrar
soluciones a los problemas del adelgazamiento de la Capa de Ozono, al
Calentamiento Global, a las alteraciones climáticas devastadoras, no son
cuestión de años, ni siquiera décadas.
Por otra parte y buscando finalizar, es
propicio enunciar que en un país tan pobre como el nuestro, donde la población
está más preocupada por resolver sus necesidades inmediatas (comida, medicina,
techo, ropa, celular, coca cola, churros y moda, etc.), la perspectiva de
mañana no existe, por lo que no es fácil hablar de protección del medio
ambiente por muchas razones; la primera es que en el área rural la
supervivencia de las personas es una dependencia completa de los recursos
naturales (leña, madera, agua, producción de autosubsistencia en el mejor de
los casos) y, segundo, no se han concretizado políticas para estimular la
preservación de los recursos naturales. Esta carencia de oportunidades son
estimulantes para el incremento del fenómeno migratorio aseverando los cordones
de miseria en las áreas urbanas que –de igual manera- desencadenan impactos
ambientales.
A manera de epílogo, el momento de tomar
acciones es hoy, pero gran parte de los logros concretos para revertir el
cambio climático será posible si el capitalismo revierte –también- su afán de
incrementar su riqueza a cualquier precio; cierro con las sabias palabras de
Ghandi: “En este mundo hay lo suficiente para cubrir las necesidades de todos,
pero no para cubrir la ambición de unos pocos”.
*Alex Darío Rivera M. Catedrático y
escritor.
E mail: alexdesantabarbara@yahoo.com
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