miércoles, 23 de octubre de 2013

Dialogo con la vida: sendero para indagar la “realidad”




*Alex Darío Rivera M.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan 1:1

Desde una perspectiva teológica: la palabra es Dios y esa deidad que a la vez es Verbo, es creación. Esto pone en relieve la certeza qué de existir “algo” con lo que debe estar comprometido el acto creador de la palabra: es con la vida. Pero no la vida solo como sinónimo de existencia, si no la aventura de halar el enigmático ovillo indagando sobre el origen de ella como gesto primoroso del Creador o por lo menos, con esos elementos que conforman lo que solemos llamar “realidad” (del latín realitas y éste de res, «cosa»), en palabras más simples: a la enunciación lingüística con lo que solemos valorar lo “real” concreto o lo “real” abstracto. En ese sentido, Dialogo con la vida, el más reciente poemario publicado por el escritor hondureño Israel Serrano se mueve entre oscilantes cavilaciones sobre el origen de esa realidad vinculada con los conceptos de esencia y existencia, ambos, senderos posibles del mismo fenómeno. El poeta Serrano alberga la certeza de que ese verbo (a la vez, deidad) es el origen de la realidad o las realidades y lo confirma al cincelar las palabras: “Alguien habitaba las aguas/ la esencia y la existencia en un mismo sendero/la aprensión se cubrió de silencio/cortejó el origen de las cosas”. De esta forma, desde el poemario escudriña el Ens Realissimum escindiendo algunas veces la experiencia, puesto que para él, la certeza de que la esencia de la palabra implica su propia existencia, es más que una convicción, un acto de fe; en un sentido mucho más radical, la Palabra es la única “cosa” propiamente real, vital y pulcra de la que se origina todo lo demás. Desde esa perspectiva, la Palabra o el Verbo se convierte, en la poesía de Serrano, en el argumento ontológico para plantearse, a la vez, la necesidad de un ser supremo, creador, Dios. Hincado en esa visión, la idea de dialogar con la vida es una necesidad holística, misma que ofrece imposibilidad mientras no se incorporen en ese proceso sinérgico todas las partes que componen ese universo, esa realidad, esa creación surgida de la palabra. Por ello, su poesía es un parlamento donde lo mental, lo lingüístico, lo biológico, lo químico, lo social, lo teológico, lo mágico, lo esotérico, lo económico, lo emocional y lo astronómico, entre otros, se convocan con voz propia buscando sus particularidades en lo general y viceversa, en un anhelo de integración total y armónico frente a ese fenómeno de la vida, en todas sus manifestaciones. Ratificando así que “el todo es mayor que la suma de sus partes" (Aristóteles). En esta perspectiva totalizadora de la “realidad” originada por y para el Verbo, el amor es un tema central, puesto que lo contrario, es la negación de la interdependencia entre las partes que conforman ese todo desde la visión del bardo; a partir de ello, el amor aparece mostrando sus rostros de eros (el amor y el sexo), filial (padres, hijos, descendientes y ancestros), ágape (a Dios) y fraternal (a todo lo que existe), en fin, en este poemario encontraremos la posibilidad de comprender el amor en su dimensión física, mental, emocional y espiritual. Para finalizar, resta enunciar el hecho de que frente a una “realidad” violenta, destructiva, egoísta y materializada, la poesía continúa siendo el más grato aliciente de esperanza.
(Presentación mañana Miércoles 30 de mayo en el Centro Cultural Español, a las 6:30 de la tarde) Todos(as) invitados(as).
*Catedrático y escritor. Email. alexdesantabarbara@yahoo.com

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