*Alex Darío Rivera M.
Si
al leer el nombre de este breve comentario, pensaron que estaría relacionado
–exclusivamente- con Pepe Lobo, se equivocaron. En esta ocasión también nos
referiremos a otro Pepe. Éste otro, con un pasado guerrillero; fue líder del
Movimiento de Participación Popular, sector importante del partido de izquierda
Frente Amplio; militante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros;
exsenador por el Frente Amplio y actual Presidente de la República Oriental del
Uruguay; sí, nos referiremos a José Alberto Mujica Cordano (Pepe Mujica). Al
recorrer a zancadas la biografía personal de este último, percibimos lo lejano
que puede estar del otro Pepe, no solo en términos de geografía, sino a raíz de
los compromisos que cada uno de ellos han asumido en los sectores antagónicos
que representan, en países hermanos, con una historia común de más de 500 años.
Como bien sabemos en el gobierno de Pepe Lobo como Presidente de la República
de Honduras, se han acertado golpes fuertes que incidirán negativamente en la
educación pública, en la capacidad de movilización política del gremio
magisterial y en los derechos sociales del educador. Esto en una clara
tendencia a la evasión histórica que el Estado ha asumido por educar a su
pueblo, consecuencia de la aplicación ortodoxa de las políticas neoliberales
propuestas por los entes internacionales de crédito. Por eso, básicamente, en
esta ocasión haré un pequeño análisis de un mensaje dictado por Pepe (Mujica)
al pueblo uruguayo en el que plantea su visión educativa, totalmente distinta a
lo que el otro Pepe (Lobo) ha promovido en estas honduras. Asegura Mujica que “en el conocimiento y la
cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer… Llega un punto donde estudiar,
o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute. ¡Qué bueno
sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente! …si en la
canasta de la calidad de la vida… hubiera una buena cantidad de consumos
intelectuales”- apunta el Pepe uruguayo. Enorme distancia con la visión del
Estado hondureño, dirigida por el otro Pepe, donde el conocimiento y la cultura
no son temas centrales, al contrario, ambas secretarías han sido entregadas a
mercenarios de la educación y la cultura; donde la calidad educativa está –exclusivamente-
en función del menor costo, de la obligatoriedad de los 200 días de clase, de
las ansias de acercarla a la privatización, de la posibilidad de emplear a los
activistas del partido político en el poder, lo que ha generado y proliferará
–aún más- la desidia al conocimiento y a la cultura, incremento del
analfabetismo, mutilación a la creatividad y a la contemplación (esto se
visualiza en la llamada “nueva ley de educación”) que imposibilitará ese
disfrute del que habla Mujica. Lamentablemente, el hondureño “común” está lejos
de satisfacer las necesidades de la canasta básica y en ese sentido, aspirar a
suplir las necesidades intelectuales, parece completamente improbable. Continúa
el mensaje del presidente uruguayo enunciando que “algunos pueden pensar que el
mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers. En ese mundo la gente es
feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de
electrodomésticos… también podemos pensar en un país donde la gente elige
arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un
auto grande… el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la
humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos. Los holandeses andan
en bicicleta… han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se
alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales”. En Honduras, con una
población de 8.4 millones de habitantes, usted puede contar las librerías, las
bibliotecas, los museos, los teatros y las academias de arte con los dedos de
las manos. El consumismo es tal que existen más teléfonos celulares que seres
humanos habitando nuestro suelo, la realidad del hondureño está supeditada a lo
que mira y escucha en la televisión, la radio y el internet, que lejos de ser ventanas
para fortalecer el acervo cultural, se convierten en fuentes donde se asumen
antivalores, se acelera el desarraigo, se prolifera la ignorancia y el consumo
vacuo. La explicación a esa ruptura la establece Mujica al aseverar que “el
puente entre este hoy y ese mañana que queremos… se llama educación. Se lo
debemos a nuestros hijos y nietos… Pero ahora con Internet… se están abriendo
las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos… todas las revistas
científicas y todos los libros del mundo. Lo conseguiremos si está sólida esa
matriz intelectual de la que hablábamos antes. Si nuestros chiquilines saben
razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena. Este mundo
nuevo…Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más
grande delante de nosotros”. Eso piensa Pepe Mujica, mientras la visión del
Pepe hondureño, parece ser el cambio a un modelo educativo donde los jóvenes
estén “entrenados” para agacharse en una maquila, habitar una ciudad modelo,
comprar ávidamente en un “mall” cualquier cosa que lo haga sentir “feliz”,
donde la voz de denuncia no salga nunca de su pecho, la obediencia y su
incapacidad de contemplar el arte y la vida sean sus principales
características y, sus derechos, estén salvaguardados en la “voluntad” de un
político, un militar o un empresario.
*Alex
Darío Rivera M. Catedrático y escritor. Email: alexdesantabarbara@yahoo.com
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