miércoles, 23 de octubre de 2013

Sobre el mensaje de Pepe




*Alex Darío Rivera M.

Si al leer el nombre de este breve comentario, pensaron que estaría relacionado –exclusivamente- con Pepe Lobo, se equivocaron. En esta ocasión también nos referiremos a otro Pepe. Éste otro, con un pasado guerrillero; fue líder del Movimiento de Participación Popular, sector importante del partido de izquierda Frente Amplio; militante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros; exsenador por el Frente Amplio y actual Presidente de la República Oriental del Uruguay; sí, nos referiremos a José Alberto Mujica Cordano (Pepe Mujica). Al recorrer a zancadas la biografía personal de este último, percibimos lo lejano que puede estar del otro Pepe, no solo en términos de geografía, sino a raíz de los compromisos que cada uno de ellos han asumido en los sectores antagónicos que representan, en países hermanos, con una historia común de más de 500 años. Como bien sabemos en el gobierno de Pepe Lobo como Presidente de la República de Honduras, se han acertado golpes fuertes que incidirán negativamente en la educación pública, en la capacidad de movilización política del gremio magisterial y en los derechos sociales del educador. Esto en una clara tendencia a la evasión histórica que el Estado ha asumido por educar a su pueblo, consecuencia de la aplicación ortodoxa de las políticas neoliberales propuestas por los entes internacionales de crédito. Por eso, básicamente, en esta ocasión haré un pequeño análisis de un mensaje dictado por Pepe (Mujica) al pueblo uruguayo en el que plantea su visión educativa, totalmente distinta a lo que el otro Pepe (Lobo) ha promovido en estas honduras.  Asegura Mujica que “en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer… Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute. ¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente! …si en la canasta de la calidad de la vida… hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales”- apunta el Pepe uruguayo. Enorme distancia con la visión del Estado hondureño, dirigida por el otro Pepe, donde el conocimiento y la cultura no son temas centrales, al contrario, ambas secretarías han sido entregadas a mercenarios de la educación y la cultura; donde la calidad educativa está –exclusivamente- en función del menor costo, de la obligatoriedad de los 200 días de clase, de las ansias de acercarla a la privatización, de la posibilidad de emplear a los activistas del partido político en el poder, lo que ha generado y proliferará –aún más- la desidia al conocimiento y a la cultura, incremento del analfabetismo, mutilación a la creatividad y a la contemplación (esto se visualiza en la llamada “nueva ley de educación”) que imposibilitará ese disfrute del que habla Mujica. Lamentablemente, el hondureño “común” está lejos de satisfacer las necesidades de la canasta básica y en ese sentido, aspirar a suplir las necesidades intelectuales, parece completamente improbable. Continúa el mensaje del presidente uruguayo enunciando que “algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers. En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos… también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande… el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos. Los holandeses andan en bicicleta… han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales”. En Honduras, con una población de 8.4 millones de habitantes, usted puede contar las librerías, las bibliotecas, los museos, los teatros y las academias de arte con los dedos de las manos. El consumismo es tal que existen más teléfonos celulares que seres humanos habitando nuestro suelo, la realidad del hondureño está supeditada a lo que mira y escucha en la televisión, la radio y el internet, que lejos de ser ventanas para fortalecer el acervo cultural, se convierten en fuentes donde se asumen antivalores, se acelera el desarraigo, se prolifera la ignorancia y el consumo vacuo. La explicación a esa ruptura la establece Mujica al aseverar que “el puente entre este hoy y ese mañana que queremos… se llama educación. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos… Pero ahora con Internet… se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos… todas las revistas científicas y todos los libros del mundo. Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes. Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena. Este mundo nuevo…Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más grande delante de nosotros”. Eso piensa Pepe Mujica, mientras la visión del Pepe hondureño, parece ser el cambio a un modelo educativo donde los jóvenes estén “entrenados” para agacharse en una maquila, habitar una ciudad modelo, comprar ávidamente en un “mall” cualquier cosa que lo haga sentir “feliz”, donde la voz de denuncia no salga nunca de su pecho, la obediencia y su incapacidad de contemplar el arte y la vida sean sus principales características y, sus derechos, estén salvaguardados en la “voluntad” de un político, un militar o un empresario.

*Alex Darío Rivera M. Catedrático y escritor. Email: alexdesantabarbara@yahoo.com

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