Alex Darío Rivera M.*
Cuando las cárceles no son suficientes en el país,
nada mejor que declarar prisión a todo el territorio nacional; esa parece ser
la reflexión del gobierno usurpador ante la incontenible rebeldía popular que
se ha desatado a partir de la negación de un proceso de consulta al pueblo
hondureño, misma que fue saboteada por la usurera oligarquía político-económica
que planificó traicioneramente junto al ejército “nacional”, un hecho
vergonzoso al propiciar un golpe de Estado al Presidente de la República José
Manuel Zelaya. La traición de un Congreso “Nacional” hoy en proceso de
deslegitimización, la complicidad del Poder Judicial y el servilismo de un
ejército que asume con obediencia la orden de reprimir al populacho que pide
justicia y el silencio de los medios de comunicación nacional que de manera
paradójica alienta la exclamación de cada hondureño, son las escenas nuestras
de cada día.
El primero de julio en horas de la noche, en el
salón donde de manera ideal se debería legislar en favor de los más
desfavorecidos de la sociedad, los “padres de la patria” decretaban la
abolición excepcional de sus derechos constitucionales durante las horas en las
que fue establecido el estado de sitio. Los propósitos de esta aberrante medida
pueden ser múltiples, algunos muy evidentes como coartar la libertad personal
en otrora inviolable, para restringirla o suspenderla de manera antojadiza por
las instituciones represivas del gobierno de facto. Disponer de un “amparo” para
detener e incomunicar a los “atrevidos en no corregirse”, sin ninguna mesura
judicial, por muchos más días de lo prescrito en la Constitución de la
República, puesto que esto prolonga el tiempo y, éste es vital para continuar
tejiendo sus falacias, fortaleciendo el sometimiento y esperando el desánimo y
la normalización de la actividad social. Otro objetivo fundamental que logran
con esta decisión de suprimir dichos derechos, es limitar la emisión del
pensamiento de aquellas personas e instituciones que durante las sombras de la
noche se pudiesen amparar para gritar al mundo la infamia, sin olvidar, que de
esta forma se encuentra un pretexto para “regular” los medios de difusión que
no se apegan al gobierno de facto e implementar la censura a diestra y siniestra,
así como también, la pesquisa de los temerarios en hacerlo.
Los golpistas saben bien que es necesario buscar
estrategias para controlar a esos subversivos que buscan a otros para alentar
sus esperanzas libertarias intentando asociarse y reunirse fortaleciendo su
sentido de seres sociales, que los estimula a creer en la colectividad a pesar
de que en esta sociedad el ser humano se individualiza; ante ello, es preciso
negarles la posibilidad de asociarse y reunirse, ante esta medida, la lógica dice
que no podemos acompañar ni hacernos acompañar y, para controlar a esos que
buscan manifestarse públicamente o en asambleas demandando sus intereses
comunes sin necesidad de solicitar permiso a nadie, como su anterior
Constitución lo permitía.
Desde luego, se me olvidaba que es necesario
limitar la movilidad de los seres humanos que ante la obstaculación y
militarización de las vías de comunicación, se les pudiese ocurrir movilizarse
en horas de la noche, es más, hay que crear las condiciones para poder sacarlos
de su domicilio o residencia si es digno de desconfianza para el gobierno
abusador, puesto que si el sujeto fuere arrestado o detenido, nadie tendrá la
obligación de informar a nadie sobre los actos cometidos por el ejército y la
policía ya que en este país no tiene sentido hacerlo, a esas horas de la noche,
careceremos de nuestros derechos constitucionales.
Ahora bien, recuerden buscadores de justicia, que
con esta declaratoria, el domicilio es violable, según los usurpadores, solo se
realizará esta acción en el caso excepcional de que ellos consideren de que en
esa vivienda se esté gestando una estrategia de conspiración al (des) orden
gubernamental de Micheletti. Esos son los propósitos evidentes, pero quizás las
intenciones de mayor impacto que los golpistas pretenden, sea inyectar el miedo
en los ciudadanos conscientes que quisiesen emprender su oposición, reforzar la
represión militar, hacer efectiva la persecución de líderes beligerantes y ante
la imposibilidad de apresar a todos los paisanos y paisanas que abogamos por la
restitución de nuestro presidente, consideran necesario declarar a todo el
territorio hondureño como prisión.
* Catedrático y escritor. E mail:
alexdesantabarbara@yahoo.com
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