*Alex Darío Rivera M.
El primero de julio de
1947 se fundó en la ciudad de Santa Bárbara el primer Sindicato Médico con el
interés de promover la defensa científica, moral y económica de sus socios, que
para ese entonces eran tres: Los doctores, Jerónimo Suazo Alcerro, Manuel
Armando Paredes y Emigdio Mena Quiróz. Posteriormente, la organización comienza
ha desarrollarse con la incorporación de los doctores, Prisciliano y
Esteban Castellón (hermanos) del municipio de San Nicolás; el doctor Juan
Rivera, del municipio de San José de Colinas; sus colegas Carlos A. Pineda,
Raúl Chirinos y Lucas Caballero; igualmente los doctores Héctor Muñoz Ortega
(Odontólogo) y Luís Alonso Padilla, (Farmacéutico). Con el nacimiento de dicha organización
comienzan a nacer sueños, uno de ellos, la fundación de la clínica o Casa de
salud, ideada para ofrecer una mejor asistencia a los santabarbarenses a partir
de la cooperación solidaria de los médicos. Su vida efímera, se malogró “por
razones de orden ambiental”.
La utopía no se sepulta,
al contrario, el desafío se plantea de manera más afanoso. El próximo proyecto
ya tenía nombre: Hospital de Santa Bárbara. Parecía imposible, pero los sueños
son sinónimo de esperanza; uno de los socios, solicita al Congreso Nacional una dispensa de derechos de aduana hasta por la suma de veinticinco mil
lempiras, para introducir toda clase de materiales de construcción y de
mobiliario hospitalario. La dispensa fue concedida, pero de ella no se utilizó
ni un solo centavo porque también fue inútil todo esfuerzo realizado para
disponer el capital necesario. Ese enorme obstáculo, tampoco significó
abandonar las ilusiones, nuevamente se acudió al gobierno para buscar
concretizar la quimera. Quedó claro, que cuando el ser humano busca -movido con
el corazón- realizar un proyecto noble y solidario en favor de otros seres
humanos, las leyes de la naturaleza conspiran para merecerlo, eso sucedió con
el doctor Jerónimo Suazo Alcerro elevado al alto cargo de diputado al Congreso
Nacional, quien sin abandonar las esperanzas solicitó ante esa instancia, no un
subsidio, que no hubiese sido aprobado por las limitaciones económicas que han
caracterizado al peculio nacional, sino la creación de una renta para obtener
los fondos con los cuales enfrentar los gastos de construcción del ansiado
hospital, ante esta iniciativa, los –también- diputados Joaquín Medina
Alvarado, Enrique F. Pérez y Francisco Salomón Jiménez Castro se adhirieron con
ahínco al proyecto.
Después de las frecuentes discusiones a nivel del
Congreso, la iniciativa fue aprobada mediante la emisión del decreto No. 91 del
28 de Febrero de 1949 con la creación de la renta denominada: Hospitales y
Aeropuertos Nacionales. En el artículo cinco de esa disposición legislativa se
enuncia que el 50% producto de la renta
será utilizado para la construcción de hospitales en las cabeceras
departamentales, teniendo prioridad el de
la ciudad Santa Bárbara. La gestión toma otro rumbo, mediante visitas
asiduas al Poder Ejecutivo se logra iniciar con la anhelada obra, gracias a la
disponibilidad del doctor Juan Manuel
Gálvez. El Ministro de Fomento y de Gobernación, Justicia, Sanidad y
Beneficencia, don Julio Lozano Díaz, emprendió la marcha empezando por comprar
el terreno para la ubicación del edificio a doña Juana Pacheco, por la suma de
tres mil Lempiras, mediante escritura pública otorgada el 25 de abril de 1951
ante los oficios del Notario don Joaquín Medina Alvarado. El plano original del edificio fue creación
del Ingeniero Juan Paz y Paz que abrió paso para que en el año de 1952 se
encargue la construcción de la obra al Ingeniero Agenor Girón.
El 07 de diciembre del
año de 1957 se inauguraba el Hospital de Santa Bárbara en un fastuoso
acontecimiento que quedó plasmado en las páginas de nuestra historia, con el
claro ejemplo para las futuras generaciones de “Pateplumas” en relación a la
convicción que genera el trabajo colectivo y el planteamiento de objetivos
comunes como una opción para impulsar el desarrollo. Hoy, 51 años después, el
Hospital Santa Bárbara Integrado, como los demás del país está en crisis, la
carencia de medicamentos, materiales y equipo médico son sus características.
Conmueve encontrarse con paisanos y paisanas que bajan de nuestras aldeas con
la esperanza de recibir atención médica. Seres humanos pobres, maltratados,
excluidos, llevando “el pueblo en la cara” como decía el español Miguel Delibes
y que en sus bolsas únicamente portan sus pasajes de ida y vuelta a su
poblacho, con la “burrita” en la alforja y saliendo de consulta con una receta
en la mano que le es imposible comprar. Pese a ello, creo que los hijos e hijas
de esta tierra que nacimos después de 1957, estamos en deuda con esta noble
institución; al fin y al cabo, en ese Hospital, percibimos la luz de Santa
Bárbara por vez primera y al río Cececapa, fue arrojado nuestro cordón
umbilical para incorporarnos desde ese momento, a esta querida tierra que nos
vio nacer.
*Alex Darío Rivera M. Catedrático y escritor. E
mail: alexdesantabarbara@yahoo.com
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