*Alex Darío Rivera M.
"La
vanidad propia le dice al hombre qué es honor: La conciencia le enseña qué es
justicia." Walter Savage Landor
Es tradicional que en los lanzamientos
políticos tradicionales, se muevan millones, no tanto de personas, sino de Lempiras.
La gente se moviliza a las concentraciones, muchas veces, por el “modesto
incentivo” que los dirigentes de los partidos políticos les adjudican al
finalizar el evento. Al fin y al cabo, en estos tiempos donde no existen
posibilidades concretas –para muchos- de generar ingresos económicos mínimos,
ir a una actividad política vestidos de los colores insignes del partido y
regresar con camiseta, gorra, bolsa, bandera y unos “pesos” en la bolsa, no
deja de ser atractivo, aunque por omisión o ignorancia, no le preocupe el hecho
de que esos recursos –de alguna manera- él debe devolverlos o ya los ha pagado,
puesto que en múltiples ocasiones, el pago de dicho proselitismo está cargado
al erario público. Para nadie es desconocido que siempre el partido político en
el “poder” financia e impulsa gran parte de sus campañas demagógicas con
recursos del Estado. Pocos hondureños desconocen el hecho de que en ese
activismo partidista, los vehículos, el papel de las oficinas, el presupuesto
de diversas secretarías, los activistas mismos (funcionarios públicos), el
combustible, el teléfono, el internet, el pago de las costosas campañas
publicitarias en los medios de comunicación, entre otros insumos y/o recursos,
son cargados a la cuenta del pueblo. De las y los que por su condición de “pega
afiches”, “galilludos” (gritones), “serviles”, “mercachifles” o “reptiles” (con
el perdón de los otros animalitos, la comparación, solo es por su condición de
arrastrase), llegan optar a una “chamba” garantizada –exclusivamente- durante
los cuatro años de gobierno, ellas(os), no solo por un asunto de lealtad al
partido, sino por el hecho de que están más que “convencidos” de que el
candidato del oficialismo es la única opción real para asegurar el “trabajito”
durante otro período, por tanto, son “obligados” a quemarse y desgañotarse en
las actividades donde el partido les “necesita”. Al final, no es –siempre- la
consciencia o la identidad con la institución partidista la que mueve a un
“correligionario” tradicional, es, en muchos casos, la necesidad de sobrevivir.
Conozco experiencias en que los presionados “correligionarios” de un partido
político, asisten a las asambleas o concentraciones a “regañadientes” al tomar
consciencia de esa visión utilitarista desde la que lo asume su “jefe”, el
diputado, el alcalde o simplemente el candidato de su partido, puesto que
muchos “seguidores” de los partidos tradicionales se enteran de los desmanes
que estos personajes han realizado durante su “mandato” (corrupción, tráfico de
influencias, hurto, monopolio en condición de proveedores de bienes y servicios
al Estado, entre muchos más) y los comparan con su pírrica condición de mal
asalariados. El hecho de comentar esta realidad que ha caracterizado la
dinámica proselitista de los partidos tradicionales, tiene como intención la de
permitir comparar con lo que está sucediendo en la militancia del Partido
LIBRE, institución política surgida como consecuencia de la resistencia popular
hondureña ante el golpe de Estado del mes de junio del año 2009. En primer
lugar, cada una de las personas que se movilizará hacia Santa Bárbara el
primero de julio al lanzamiento oficial de su candidata Xiomara Castro de
Zelaya, viene autofinanciándose los gastos de transporte, alimentación y
hospedaje. Con la esperanza puesta no en los “incentivos” (como hacen los
otros) sino en un mejor porvenir para nuestra maltrecha patria/matria
hondureña. Es la consciencia popular asumida como consecuencia del desencanto
provocado por el tradicionalismo en casi 200 años de historia republicana que
ahora genera la movilización del pueblo por cuenta propia, sin cargarle los
gastos al Estado ni al mismo pueblo hondureño, así se ha hecho durante el largo
proceso de resistencia. A estas alturas, los hoteles, hostales y pensiones en
Santa Bárbara (lo he verificado por teléfono) no tienen habitaciones
disponibles para el día sábado, la gente ha hecho sus reservaciones desde
diversas partes del país. Nuestras casas se han convertido –nuevamente- en
improvisados espacios comunes donde calentar la “burrita”, tostar las
tortillas, colar el café, hervir los fríjoles, freír los huevos, colgar las
hamacas, tender los petates o acomodar las colchonetas para que se alimenten y
descansen aquellos hermanos visitantes con los cuales compartimos la misma utopía
de un país todos(as), verdaderamente nuestro. Compañeros y compañeras que
viajarán para ser testigos de un acontecimiento que sin lugar a dudas alberga
las esperanzas y los sueños de un pueblo sufrido que ha comenzado a vislumbrar
el alba.
* Catedrático
y escritor.
alexdesantabarbara@yahoo.com
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